"La lengua de la astronomía durante los siglos XVI y XVII en España y en Italia" El lenguaje científico en lengua vernácula nace en cierta medida emparejado a la astronomía, tanto en Italia como en España, aunque lo haga con una considerable asimetría cronológica. Desde una perspectiva actual estricta, con respecto al periodo de Alfonso X sería más adecuado hablar de protolenguaje astronómico, y no sólo porque el grado de desarrollo científico lo mediatice internamente ligándolo a las creencias astrológicas o teológicas medievales, sino también porque externamente se hace un uso instrumental de él, la jerarquización medieval lo utiliza para glorificar la sabiduría de la figura del rey. El paradigma sapiencial alfonsino admite un plurilingüismo tendente a la confluencia, gracias a la actividad de traducción, en el sistema lingüístico castellano, que al no ser idioma oficial de la Iglesia evita susceptibilidades entre musulmanes o hebreos, facilitando así la comunicación con los nuevos súbditos de las zonas apenas reconquistadas, la mayoría de ellos, superfluo es recordarlo, iletrados. Más tarde, con el monopolio del saber por parte de las universidades y de la institución eclesiástica, prevalece el monolingüismo latino no sólo por razones de poder, sino también porque el pensamiento teológico y filosófico aspira a conseguir el mayor rigor lógico posible a través de una norma expresiva exclusiva. En el paradigma copernicano, en cambio, el sistema lingüístico, al apartarse de la especulación lógica para pasar a la simbolización matemática, deja de ser el centro productor de conocimiento, y se transforma en vehículo de difusión social de la ciencia, por lo que se potencia una autonomía tendente al monolingüismo bipolar latín / lengua vernácula, según los intereses de los centros o estamentos productores de ciencia. Por lo que concierne a los aspectos políticos y sociales, un factor decisivo de diferenciación entre los dos países, a partir de la segunda mitad del siglo XVI, es que cuando se está fraguando la revolución copernicana, y por ende, está por verificarse el nacimiento de la ciencia astronómica moderna, debido a la lucha de la Corona contra el protestantismo, España se cierra al exterior, mientras que Italia, por el contrario, a causa de la falta de un estado propio centralizado, y a la consiguiente fragmentación territorial, es mucho más permeable a la recepción de las novedades científicas. Galileo incorpora a sus propias concepciones las últimas aportaciones de Copérnico y Kepler, y con ellas elabora su propio discurso, en el que la comunicación social de las ideas es tan importante como las ideas mismas. A la apertura en la recepción italiana contribuye, asimismo, la "questione della lingua", de sus debates surge la tendencia a defender un toscano científico de fuerte impronta literaria. En ambos países el público receptor ideal de los tratados de astronomía, de física o de mecánica son los intelectuales en sentido amplio, no únicamente los especialistas, y en Italia ello se verifica gracias a la literarización del discurso galileano. Perdida la supuesta inocencia lingüística medieval, que había permitido a Alfonso X reelaborar en romance el inmenso patrimonio árabe de conocimientos relacionados con la astronomía sin tener que transformar el castellano estrictamente en un arma, Galileo Galilei se ve obligado a hacer del idioma toscano el más incisivo de los instrumentos de los círculos científicos italianos, insurrección lingüístico-cultural que pone de manifiesto por primera vez en la historia la potencia social de los descubrimientos científicos y la indisoluble unión con el idioma vehículo de su difusión.
M. J. RODRIGO MORA (2008). La lengua de la astronomía durante los siglos XVI y XVII en España y en Italia. VERONA : Edizioni Fiorini.
La lengua de la astronomía durante los siglos XVI y XVII en España y en Italia
RODRIGO MORA, MARIA JOSE'
2008
Abstract
"La lengua de la astronomía durante los siglos XVI y XVII en España y en Italia" El lenguaje científico en lengua vernácula nace en cierta medida emparejado a la astronomía, tanto en Italia como en España, aunque lo haga con una considerable asimetría cronológica. Desde una perspectiva actual estricta, con respecto al periodo de Alfonso X sería más adecuado hablar de protolenguaje astronómico, y no sólo porque el grado de desarrollo científico lo mediatice internamente ligándolo a las creencias astrológicas o teológicas medievales, sino también porque externamente se hace un uso instrumental de él, la jerarquización medieval lo utiliza para glorificar la sabiduría de la figura del rey. El paradigma sapiencial alfonsino admite un plurilingüismo tendente a la confluencia, gracias a la actividad de traducción, en el sistema lingüístico castellano, que al no ser idioma oficial de la Iglesia evita susceptibilidades entre musulmanes o hebreos, facilitando así la comunicación con los nuevos súbditos de las zonas apenas reconquistadas, la mayoría de ellos, superfluo es recordarlo, iletrados. Más tarde, con el monopolio del saber por parte de las universidades y de la institución eclesiástica, prevalece el monolingüismo latino no sólo por razones de poder, sino también porque el pensamiento teológico y filosófico aspira a conseguir el mayor rigor lógico posible a través de una norma expresiva exclusiva. En el paradigma copernicano, en cambio, el sistema lingüístico, al apartarse de la especulación lógica para pasar a la simbolización matemática, deja de ser el centro productor de conocimiento, y se transforma en vehículo de difusión social de la ciencia, por lo que se potencia una autonomía tendente al monolingüismo bipolar latín / lengua vernácula, según los intereses de los centros o estamentos productores de ciencia. Por lo que concierne a los aspectos políticos y sociales, un factor decisivo de diferenciación entre los dos países, a partir de la segunda mitad del siglo XVI, es que cuando se está fraguando la revolución copernicana, y por ende, está por verificarse el nacimiento de la ciencia astronómica moderna, debido a la lucha de la Corona contra el protestantismo, España se cierra al exterior, mientras que Italia, por el contrario, a causa de la falta de un estado propio centralizado, y a la consiguiente fragmentación territorial, es mucho más permeable a la recepción de las novedades científicas. Galileo incorpora a sus propias concepciones las últimas aportaciones de Copérnico y Kepler, y con ellas elabora su propio discurso, en el que la comunicación social de las ideas es tan importante como las ideas mismas. A la apertura en la recepción italiana contribuye, asimismo, la "questione della lingua", de sus debates surge la tendencia a defender un toscano científico de fuerte impronta literaria. En ambos países el público receptor ideal de los tratados de astronomía, de física o de mecánica son los intelectuales en sentido amplio, no únicamente los especialistas, y en Italia ello se verifica gracias a la literarización del discurso galileano. Perdida la supuesta inocencia lingüística medieval, que había permitido a Alfonso X reelaborar en romance el inmenso patrimonio árabe de conocimientos relacionados con la astronomía sin tener que transformar el castellano estrictamente en un arma, Galileo Galilei se ve obligado a hacer del idioma toscano el más incisivo de los instrumentos de los círculos científicos italianos, insurrección lingüístico-cultural que pone de manifiesto por primera vez en la historia la potencia social de los descubrimientos científicos y la indisoluble unión con el idioma vehículo de su difusión.I documenti in IRIS sono protetti da copyright e tutti i diritti sono riservati, salvo diversa indicazione.