Los estudios dedicados a Leonardo da Vinci (Vinci 1452 – Cloux 1519) son innumerables y contribuyeron para entregarle a la sociedad una figura casi legendaria de científico y de artista. En el presente trabajo nos ocuparemos de la matemática en los tiempos de Leonardo y del interés que el genio de Vinci demostró por esta disciplina que, entre los siglos XV y XVI, estaba viviendo una estación bastante importante de su propia historia. Muchísimos, en los siglos siguientes a la desaparición de Leonardo, admiraron sus extraordinarias capacidades y lo describieron como un artista excelso y, sobretodo, como un inventor absolutamente genial, capaz de imaginar y de “proyectar” un helicóptero, un paracaídas, extraordinarias máquinas bélicas, etc. El despiadado análisis crítico del siglo XX, basado en el estudio meticuloso de los documentos existentes, supo sin embargo distinguir entre la realidad y las habladurías; y nos devolvió a un ser humano fascinante no por las historias falsas sino por aquello que realmente supo hacer y concebir; descubiertas sus debilidades, sus errores, sus límites, la grandeza del genio ya no es perfección divina la cual no tiene mérito, sino sabiduría e intelecto humanos, que inspiran incluso más respeto. Nosotros aquí nos ocuparemos de matemática, pero tendremos que, al menos, hacer referencia al gran artista, al anatomista, al ingeniero, al poeta, al soñador, al físico, al astrónomo…, porque, si la mente humana en general es compleja, la de este hombre lo es mucho más. Según A. Rupert Hall y Marie Boas Hall, “ en el siglo XV Italia era la región más próspera y culta de Europa. Fue aquí donde primero, y con mayor hervor, floreció el Renacimiento del arte y de la literatura, de la ciencia y de la tecnología” (Hall, Boas Hall, 1979,p. 177). Fue en este ambiente que Leonardo tuvo la posibilidad de expresar su propia y excepcional personalidad. E incluso, si las universidades italianas del siglo XVI se destacaban por el nivel de sus enseñanzas (seguimos todavía con Hall, Boas Hall, 1979, p.177), tenemos que recordar de igual forma que Leonardo estuvo amargado toda la vida por ser “omo sanza lettere”, como el mismo declaraba, en cuanto a que sus estudios como autodidacta no le habían permitido estudiar ni latino ni griego, lo que le hacía imposible el acceso a las obras clásicas, especialmente científicas, traducidas precisamente en esas dos lenguas. Por lo tanto Leonardo desarrolló su propia genialidad al margen o incluso fuera de las escuelas de pensamiento oficial, en la perspectiva de aquella “arte-ciencia” que se traduce “en una ventaja para el pintor, pero también en un gran esfuerzo de su actividad intelectual,[verdadera] clave del proyecto leonardesco, por sí mismo absurdo, de recomponer globalmente el saber” (Chastel, 1978, p.815). Un proyecto tal vez absurdo, como subraya André Chastel (1912- 1990), pero un reto sin duda fascinante, madurado en el espíritu (aún si, como ya mencionamos, fuera de la cultura “oficial”) de la época: la genialidad del zurdo de Vinci se desarrolló entonces en términos casi anárquicos, fuera del ambiente académico, con frecuencia de manera aislada. Como veremos, dicho aspecto tuvo consecuencias que no se pueden descuidar también por la aproximación a la matemática. Introduciremos por lo tanto nuestro planteamiento examinando el estado de la matemática en el tiempo de Leonardo.

Bagni G.T., D'Amore B. (2007). Leonardo y la Matemática.. BOGOTÁ : Magisterio.

Leonardo y la Matemática.

D'AMORE, BRUNO
2007

Abstract

Los estudios dedicados a Leonardo da Vinci (Vinci 1452 – Cloux 1519) son innumerables y contribuyeron para entregarle a la sociedad una figura casi legendaria de científico y de artista. En el presente trabajo nos ocuparemos de la matemática en los tiempos de Leonardo y del interés que el genio de Vinci demostró por esta disciplina que, entre los siglos XV y XVI, estaba viviendo una estación bastante importante de su propia historia. Muchísimos, en los siglos siguientes a la desaparición de Leonardo, admiraron sus extraordinarias capacidades y lo describieron como un artista excelso y, sobretodo, como un inventor absolutamente genial, capaz de imaginar y de “proyectar” un helicóptero, un paracaídas, extraordinarias máquinas bélicas, etc. El despiadado análisis crítico del siglo XX, basado en el estudio meticuloso de los documentos existentes, supo sin embargo distinguir entre la realidad y las habladurías; y nos devolvió a un ser humano fascinante no por las historias falsas sino por aquello que realmente supo hacer y concebir; descubiertas sus debilidades, sus errores, sus límites, la grandeza del genio ya no es perfección divina la cual no tiene mérito, sino sabiduría e intelecto humanos, que inspiran incluso más respeto. Nosotros aquí nos ocuparemos de matemática, pero tendremos que, al menos, hacer referencia al gran artista, al anatomista, al ingeniero, al poeta, al soñador, al físico, al astrónomo…, porque, si la mente humana en general es compleja, la de este hombre lo es mucho más. Según A. Rupert Hall y Marie Boas Hall, “ en el siglo XV Italia era la región más próspera y culta de Europa. Fue aquí donde primero, y con mayor hervor, floreció el Renacimiento del arte y de la literatura, de la ciencia y de la tecnología” (Hall, Boas Hall, 1979,p. 177). Fue en este ambiente que Leonardo tuvo la posibilidad de expresar su propia y excepcional personalidad. E incluso, si las universidades italianas del siglo XVI se destacaban por el nivel de sus enseñanzas (seguimos todavía con Hall, Boas Hall, 1979, p.177), tenemos que recordar de igual forma que Leonardo estuvo amargado toda la vida por ser “omo sanza lettere”, como el mismo declaraba, en cuanto a que sus estudios como autodidacta no le habían permitido estudiar ni latino ni griego, lo que le hacía imposible el acceso a las obras clásicas, especialmente científicas, traducidas precisamente en esas dos lenguas. Por lo tanto Leonardo desarrolló su propia genialidad al margen o incluso fuera de las escuelas de pensamiento oficial, en la perspectiva de aquella “arte-ciencia” que se traduce “en una ventaja para el pintor, pero también en un gran esfuerzo de su actividad intelectual,[verdadera] clave del proyecto leonardesco, por sí mismo absurdo, de recomponer globalmente el saber” (Chastel, 1978, p.815). Un proyecto tal vez absurdo, como subraya André Chastel (1912- 1990), pero un reto sin duda fascinante, madurado en el espíritu (aún si, como ya mencionamos, fuera de la cultura “oficial”) de la época: la genialidad del zurdo de Vinci se desarrolló entonces en términos casi anárquicos, fuera del ambiente académico, con frecuencia de manera aislada. Como veremos, dicho aspecto tuvo consecuencias que no se pueden descuidar también por la aproximación a la matemática. Introduciremos por lo tanto nuestro planteamiento examinando el estado de la matemática en el tiempo de Leonardo.
2007
130
Bagni G.T., D'Amore B. (2007). Leonardo y la Matemática.. BOGOTÁ : Magisterio.
Bagni G.T.; D'Amore B.
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