El interés actual para los “bienes culturales” se enlaza a una primariamente democrática: el patrimonio pertenece a todos y se pone en los derechos fundamentales de los ciudadanos. Como nos recuerda la Declaración Universal de la Unesco sobre la diversidad cultural, al articulo 7: Cada creación funda sus raíces en las traiciones culturales, pero se desarrolla a contacto con otras culturas. Por eso, el patrimonio cultural tiene que ser protegido en todas sus formas, valorizado y trasmitido a las generaciones futuras, en cuanto son testigos de la experiencia y aspiraciones de la humanidad, para alimentar la creatividad en toda su diversidad y para favorecer un verdadero dialogo intercultural. Que significa, entonces, proteger y valorizar el “patrimonio cultural”? Intentamos repercurrir las fases que han caracterizado la evolución del concepto de “bien cultural” desde el periodo antiguo y desde da idea de custodia del sacro a el significado asunto en la formación de las identidades nacionales y de las conquistas del 900, hasta llegar a las fronteras de la actualidad; un proceso de los siglos que nace de la individuación del bien en su dimensión arqueológica y estética para llegar al reconocimiento de su valor civil. No hay duda que Italia y Francia han sido los primeros países europeos a elaborar históricamente los modelos actuales de protección de bienes culturales. No obstante en las antiguas épocas no existían disposiciones legislativas en la protección de los bienes culturales, ha sido la presencia del sacro a establecer un espacio de respeto y conservación, garantizado, protegido por las autoridades religiosas y poblaciones locales. Los mismos dioses se ponían a proteger las ciudades de nueva fundación o, en general, de un sitio. La cosa que caracteriza el concepto de protección en las poblaciones arcaicas será siempre mas claro en el curso de los siglos, dejando atrás su dimensión religiosa originaria - no obstante conservará el valor originario sacro divino - para referirse sobre todo a las obras producidas y realizadas por el hombre y enlazadas a las manifestaciones de una civilidad. Los templos, las carreteras, las arquitectura, el paisaje hacían de fundo a la centralidad del santuario, del sito de ejercicio cultural entendido como deposito de historias locales, de memorias orales. (las traiciones) respetadas en la religiosidad de las poblaciones.

Educación patrimonial en Italia: identidad y ciudadanía

BORGHI, BEATRICE
2016

Abstract

El interés actual para los “bienes culturales” se enlaza a una primariamente democrática: el patrimonio pertenece a todos y se pone en los derechos fundamentales de los ciudadanos. Como nos recuerda la Declaración Universal de la Unesco sobre la diversidad cultural, al articulo 7: Cada creación funda sus raíces en las traiciones culturales, pero se desarrolla a contacto con otras culturas. Por eso, el patrimonio cultural tiene que ser protegido en todas sus formas, valorizado y trasmitido a las generaciones futuras, en cuanto son testigos de la experiencia y aspiraciones de la humanidad, para alimentar la creatividad en toda su diversidad y para favorecer un verdadero dialogo intercultural. Que significa, entonces, proteger y valorizar el “patrimonio cultural”? Intentamos repercurrir las fases que han caracterizado la evolución del concepto de “bien cultural” desde el periodo antiguo y desde da idea de custodia del sacro a el significado asunto en la formación de las identidades nacionales y de las conquistas del 900, hasta llegar a las fronteras de la actualidad; un proceso de los siglos que nace de la individuación del bien en su dimensión arqueológica y estética para llegar al reconocimiento de su valor civil. No hay duda que Italia y Francia han sido los primeros países europeos a elaborar históricamente los modelos actuales de protección de bienes culturales. No obstante en las antiguas épocas no existían disposiciones legislativas en la protección de los bienes culturales, ha sido la presencia del sacro a establecer un espacio de respeto y conservación, garantizado, protegido por las autoridades religiosas y poblaciones locales. Los mismos dioses se ponían a proteger las ciudades de nueva fundación o, en general, de un sitio. La cosa que caracteriza el concepto de protección en las poblaciones arcaicas será siempre mas claro en el curso de los siglos, dejando atrás su dimensión religiosa originaria - no obstante conservará el valor originario sacro divino - para referirse sobre todo a las obras producidas y realizadas por el hombre y enlazadas a las manifestaciones de una civilidad. Los templos, las carreteras, las arquitectura, el paisaje hacían de fundo a la centralidad del santuario, del sito de ejercicio cultural entendido como deposito de historias locales, de memorias orales. (las traiciones) respetadas en la religiosidad de las poblaciones.
2016
Identidad, ciudadanía y patrimonio. Educación histórica para el siglo XXI
39
62
Beatrice, Borghi
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